La percepción de la seguridad alimentaria es discontinua, casi cíclica. Quizá ahora estemos en un período de los que llevan los temas de Seguridad Alimentaria a los periódicos, incluso cuando no son asuntos que incidan en la inocuidad.  En este tipo de situaciones el consumidor vuelve a plantearse las preguntas de siempre… que no siempre son respondidas con la exactitud necesaria.

Hay una serie de “leit motiv” para estos períodos álgidos, que varían poco de una vez para otra: Por qué no hay más inspectores, todo lo malo viene de fuera de la UE, “lo natural no lleva química”, se está ahorrando en seguridad… Dentro de que la mayoría son generalizaciones tópicas que no se sostienen, preocupa que el consumidor llegue a temer que se está escatimando en seguridad. Sobre todo porque, en general, no es cierto. Pero tiene su lógica que el consumidor se haga preguntas acerca del “cómo”.  Quizá no hemos sido proactivos explicándole que hay modelos de negocio que, a la vez que refuerzan las garantías de seguridad hasta el extremo, permiten llevar la eficiencia también a la gestión de ese atributo cardinal del alimento.

Nosotros apostamos por la Cadena Sostenible: una relación transparente, duradera y constante entre los eslabones de dicha Cadena, desde el campo hasta el consumidor. Una relación basada en el conocimiento y la colaboración mutuos entre los actores de la Cadena. Ningún eslabón tiene que aportar seguridades adicionales por desconfiar del anterior o del siguiente. Los conocemos y sabemos que hacen bien sus deberes, y que la Seguridad es, para todos, primera prioridad. Cadena Sostenible, con mayúscula. El producto más seguro, el de mejor calidad… a un precio pagable.